“La teoría queer abarca, por tanto, todo tipo de reivindicaciones identitarias y rechaza la pertenencia a una raza, una clase, etc., al tiempo que defiende la prevalencia del individuo sobre el grupo.”
La teoría queer es una teoría según la cual la sexualidad y el género (masculino, femenino e intersexual) de una persona no están determinados y fijados desde el nacimiento, sino construidos por el entorno, las elecciones personales, las historias de vida.
Evolución del concepto “queer”
En la base, la palabra queer se utiliza como insulto en los Estados Unidos. Designa el lado extraño o extraño de una práctica o de una identidad. Así, desde principios del siglo XX, queer se refiere a aquellos que tienen una sexualidad “torcida” o “desviada.”
Posteriormente, lo que se utilizaba como insulto lo recuperan personas pertenecientes a grupos marginales (aparte de la homosexualidad, única orientación sexual reconocida como queer, en ese momento): lesbianas, personas negras o desempleadas, en resumen, aquellos que no se consideran parte de la norma social. Estos grupos se autodenominan “queer” para señalar su no pertenencia a un grupo social dominante basado en la norma heterosexual, blanca y de clase media.
La teoría queer abarca, por tanto, todo tipo de reivindicaciones identitarias y rechaza la pertenencia a una raza, una clase, etc., al tiempo que defiende la prevalencia del individuo sobre el grupo.
Es en los años 1990 que Teresa de Laurentis recupera el término queer en un marco de estudio teórico donde lo define como un concepto que abarca cualquier práctica fuera del marco vigente, representaciones tradicionales en diversos ámbitos y normas en materia de sexualidad. Así, la teoría queer ya no se interesa exclusivamente por la homosexualidad (pero sigue siendo su tema principal), sino también por el transgenerismo, el travestismo, la bisexualidad, el sadomasoquismo, la pornografía, la prostitución, los tabúes sexuales, las relaciones sociales, etc.). Así pues, queer retoma todo lo que subvierte los sistemas de género y las categorías sexuales.
Queer, un concepto borroso
El concepto de queer es muy rico y abarca tantas realidades que es difícil identificar el género o la orientación sexual de una persona que afirma queer.
Esta plasticidad del término queer se incrementa en la obra de Teresa de Lauretis que define en su obra la identidad queer que va más allá de la cuestión de género y de orientación sexual para cubrir también la identidad de clase, de raza, etc.
La teoría queer, por lo tanto, tiene la voluntad de romper la pertenencia a un grupo, de desafiar la idea de comunidad.
Género y orientación sexual
La teoría queer rechaza la idea de que el género y la orientación sexual estén exclusivamente relacionados con la biología. Por lo tanto, el modelo dominante de la heterosexualidad es fuertemente criticado, ya que se considera socialmente como la única orientación sexual naturalmente biológica. Esta visión es ampliamente considerada como “normal” por la mayoría de las personas debido a la posibilidad de que los heterosexuales puedan procrear.
En los años 90, Judith Butler fue la primera en establecer una diferencia entre sexo y género. Según ella, la identificación irrefutable del género con el sexo anatómico es el resultado de una sicencia que tiene miedo de una confusión de géneros. Por otra parte, denuncia las cirugías como medio para curar por sí solas la disforia de género o los casos de intersexos y hermafroditismo.
Los teóricos queer (cuyas figuras principales son Gloria Anzaldua, Eve Kosofsky Sedgwich y Judith Butler) expresan su voluntad de un mundo menos normativo y de una mayor libertad de elección.
Deconstruir la norma social
La teoría queer quiere repensar la idea de identidad fuera de la norma social preestablecida. Esta norma considera que el sexo de nacimiento (masculino/femenino) crear un modelo binario (hombre/mujer) entre los seres humanos. Además, está ampliamente difundido que la heterosexualidad sería la única orientación sexual natural – y por lo tanto admitida – debido a las características biológicas, propias del hombre y de la mujer, consideradas como complementarias.
Los representantes de la teoría queer postulan la idea de que el género no es innato, sino que se construye a lo largo de la vida según las experiencias personales, el entorno familiar y social, etc.
En realidad, la teoría queer no solo se dirige a las personas que eligen cambiar de género o que son homosexuales, sino a todos. Por ejemplo, también está dirigida a personas que no se identifican con la heterosexualidad o los roles de género impuestos socialmente sin reclamarlo, por ejemplo, cambiando de género. Se puede dar el ejemplo de la mujer bombero o del hombre de interior que se ocupa del mantenimiento del hogar.
Literatura queer
A partir de los años 90, el tema queer se popularizó y se vieron entonces florecer numerosos blogs sobre el tema en Internet.
Por otra parte, Leslie Feinberg es la primera autora transgénero en escribir su biografía Stone Butch Blues que, más allá del relato de una transición, subraya la ambivalencia de las identidades de género. En su obra Trans Warriors, denuncia los criterios de determinación del género: el sexo biológico, las ropas, etc. de una sociedad cerrada a la varianza de género.
Kate Bornstein, por su parte, crea el My Gender Workbook donde el lector se ve obligado a deconstruir los papeles de género. Bornstein es la primera persona transgénero que propone el uso de los términos “queer” y “transgénero” para personas trans que no tienen la voluntad de identificarse por el nuevo género adoptado.
Patrick Califia-Rice, escritor y psicólogo estadounidense, defiende la pornografía que, según él, es rechazada, puesto que cuestiona la norma sexual aceptada. También, en su obra Sex changes, cuenta la historia del transgénero desde un punto de vista político, biológico, psicoanalítico, sociológico.
Conclusión
De su uso de insultos para definir a las personas “desviadas”, la teoría queer evolucionó para definir la idea de género y la orientación sexual como construcciones sociales que pueden diferenciarse de la norma heterosexual entre un hombre y una mujer. En segundo lugar, el concepto queer se amplía y reivindica la no pertenencia a los grupos sociales dominantes valorizando al individuo más que al grupo. Desde entonces, se tienen en cuenta grupos y prácticas “minoritarias”: lesbianas, prostitutas, travestís, transexuales, pornografía, sadomasoquismo, etc.
Fuentes:
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ARTÍCULO ESCRITO POR
KHADIJA HOUMIMI
Redactora, traductora y filóloga en lenguas francesa y española