La feminidad es un concepto que existe desde el inicio de los tiempos y desde entonces no ha parado de evolucionar.

Se trata de un concepto que emana de la figura de la mujer y de todo lo que ella representa : sus cualidades a todos los niveles, su representación comportamental, social, política… Pero creo que es importante resaltar el término mujer.

La feminidad no es esclava de la mujer ni es exclusivamente propia a ella; muchos hombres también perciben y expresan la feminidad.

Por ello, es importante, en la sociedad en la que estamos, en esta sociedad que se está liberando de sus presiones y de sus cárceles conceptuales, que seamos capaces de distinguir la feminidad del concepto social de mujer, de su representación binaria, y devolverle así su libertad legítima a la feminidad.

YO NO SOY EVA

En efecto, la feminidad se puede expresar de diversas maneras, a través de las actitudes de los comportamientos, a través de la vestimenta, a través de las palabras, de las miradas de los gestos, a través de los hechos, a través de la lucha, a través de la ideología, a través de los sueños…  pero no es exclusivamente propiedad de la mujer (representación binaria).

Si nos centramos en la feminidad expresada a través de la identidad, de la personalidad, sin tener en cuenta los conceptos de género,  de sexo, de orientación sexual.. sin tener en cuenta la representación binaria actual de los estereotipos ligados al hombre y a la mujer, acabaremos por descubrir la verdadera esencia de la feminidad.

La feminidad más que un conjunto de cualidades (tal y como la definen varios de nuestros diccionarios) yo diría que es una certeza, una intuición, una realidad… Se trata de una convicción profunda que sólo las féminas (entendidas como aquellas personas femeninas a nivel identitario y no a nivel físico) podemos entender.

Por ello, cuando intentamos definir una voz femenina, sería un crimen encerrarla en una jaula conceptual basada en pensamientos binarios arcaicos que emanan principalmente de un pensamiento judeocristiano.

La representación de Adán y Eva, la representación que se hace el ser humano de sí mismo, esos conceptos o imágenes que nos inculcan y nos imponen desde que somos niños, son los responsables de nuestro propio encarcelamiento, de nuestra propia privación de libertad.

El día que el Hombre se enfrente a sí mismo y acepte liberarse, es cuando caerán todos estos velos que nos auto-ponemos por miedo a aceptar la libertad que nos es legítima. 

Sólo en ese momento el ser humano evolucionará de tal manera que caerán todas las etiquetas, categorizaciones, clasificaciones… y conceptos como el sexo, el género, la nacionalidad, la profesión o el rol social ya no serán responsables de alejar el Hombre del Hombre, sino que habrá una vuelta a los verdaderos valores fundamentales de la Humanidad los cuales nos permitirán por fin definirnos en función de nuestra propia y verdadera identidad y enriquecer todas esas increíbles distinciones que nos hacen únicos.

YO NO ENSEÑO LA FEMINIDAD, AYUDO A MIS PACIENTES A EXPRESARLA

EL PODER DE LA FEMINIDAD

Tal y como he mencionado anteriormente, sólo las personas que percibimos el mundo desde el altar de la feminidad somos capaces de expresarla de manera natural.

Existen muchas representaciones de la feminidad en este mundo, muchas formas de expresarla, de sentirla, de vivirla… todas ligadas a un núcleo común tan sumamente complejo que por más que el ser humano haya intentado definirla, la feminidad sigue siendo hoy algo que se percibe y que no se explica. Por ello y por muchas otras razones, la feminidad no puede enseñarse. La feminidad es innata, no se aprende… 

A lo largo de mi carrera he conocido a miles de mujeres de todas las edades, de todas las etnias, féminas que habían nacido en cuerpos que no les correspondían, féminas que si había nacido en cuerpos que le correspondían pero que no se sentían atraídas por hombres, féminas libres y bellas, féminas eufórica y disforicas… Pero todas ellas tenían un punto en común, y era esa feminidad increíble y majestuosa que expresaban en cada uno de sus gestos, de sus palabras, de sus sentimientos, de sus miradas y en todo lo que representaban… 

Y por ello hoy, después de 15 años de experiencia profesional trabajando con mujeres, siendo yo misma mujer y habiendo descubierto esa feminidad desde que tengo uso de razón, puedo asegurar que la feminidad es innata.

Me he visto muchas veces en situaciones en las que mis pacientes aún presentaban un aspecto físico masculino y se veían obligadas a personificar ese rol social masculino, y aún así, en ningún momento mi intuición me ha comunicado lo que mis ojos binarios veían… la feminidad se percibe más allá de la ropa, de la estética facial, de los roles o siluetas.

Por más que una mujer se disfrace, nunca podrá escapar de esa feminidad que le es propia… y eso es lo que yo llamo EL PODER DE LA FEMINIDAD.

Pasa igual a nivel de la voz y de la forma de hablar, yo no enseño la feminidad a mis pacientes, yo les ayudo a expresarla, las libero de esas cárceles conceptuales en las que se ven encerradas, a veces incluso sin saberlo, les ayudo a descubrir esa feminidad que vive en ellas desde siempre y les devuelvo la llave de la libertad para que puedan expresarla tal y como ellas la sienten y así, por fin, puedan alcanzar la plenitud existencial.

Mariela Astudillo Logopeda especializada en feminización de la voz

ARTÍCULO ESCRITO POR

MARIELA ASTUDILLO

Logopeda y vocóloga LGBTQIA+ especializada en voz identitaria y emocional (feminización de la voz)

Autora de la Logopedia / Vocología Emocional® LGBTQIA+ y del Método Astudillo

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