Habitualmente, las personas que desean feminizar su voz dan demasiada importancia a los agudos y no tanto a los graves. En efecto, la esencia propia de la feminidad tiene su origen en la melodía, en la elasticidad, en la expresividad, en la dinámica cambiante, adaptativa, expresiva del discurso, en la manera de hablar, en el habla y en la voz.