La palabra tratamiento implica que hay algo que “tratar”. Es decir, hay que curar, sanar, o buscarle un remedio a una situación determinada a través de una medicación o de una intervención terapéutica que permita restablecer un equilibrio alterado o perdido. Es lo que habitualmente llamamos en logopedia, una reeducación o rehabilitación. Pero en este caso, la feminización de la voz es un entrenamiento.
En el caso de la feminización de la voz y del habla, no curamos ni buscamos restablecer un equilibrio que existía anteriormente, no medicamos, ni sanamos…
Como la feminización de la voz es un entrenamiento, lo que hacemos es entrenar un elemento elástico y entrenable (la voz, la forma de hablar). Lo hacemos basándonos en el trabajo y el desarrollo de la musculatura, de la prosodia, de la emocionalidad… Para crear un cambio, para modificar, mejorar, para personalizar un gesto vocal, una capacidad expresiva, una actitud corporal, una gestualidad… Con el fin de ARMONIZAR la sinergia entre la personalidad, la forma de ser, de sentir, de percibir el mundo de la persona que lo solicita con su voz y su forma de expresarse.
El gran error que se comete en la mayoría de los casos es intentar feminizar una voz basándose en los conocimientos que se tiene de la patología vocal. Es decir, se intenta reeducar un gesto vocal sano, que no presenta ningún tipo de disfunción, que no necesita una rehabilitación propiamente dicha.
GRAN ERROR.
Por ello, es muy importante entender que la feminización de la voz es un entrenamiento. Feminizar una voz es añadir más feminidad, sencillamente. Para ello, es importante empezar por el punto número uno : ¿qué es la feminidad? Después, lo más importante es entender ¿cuál es el concepto de feminidad de nuestra paciente? Entendido esto, y teniéndolo claro, es cuando el o la logopeda puede finalmente empezar a hacer su trabajo.
Lo·a·s logopedas están demasiado acostumbrado·a·s a tener que curar y sanar, pero nuestro trabajo también consiste en evaluar, analizar, razonar… Al igual que en contestar a una demanda de forma eficaz basándonos en evidencias y empleando nuestros conocimientos anatómicos, fisiológicos y científicos. Pero también, y sobre todo, empleando nuestra intuición.
Las pacientes que acuden a Femivoz acaban por lograr sus objetivos. Ya que la feminización de la voz es un entrenamiento y porque nos basamos en la pregunta más importante de todas: ¿quién es nuestra paciente? Es tan sumamente importante para nosotros conocer a nuestra paciente, saber quién es, cómo vive, qué le gusta, como es su situación familiar, qué tal es su situación profesional, es importante reírnos con ella, a veces llorar también, es importante hablar, escuchar… Y esta es la única razón por la que conseguimos resultados tan buenos.
Recibo constantemente preguntas de Logopedas que me piden ayuda para feminizar la voz de pacientes que acuden a ellas. La única respuesta que puedo dar es que hay que ser humanos, mujeres, amigas. Ser simplemente personas porque la logopedia también es tener una relación de confianza. También es compartir, confiar, escuchar, empatizar o lo que es lo mismo, ser capaz de ponernos en el lugar de la persona a la que queremos ayudar.Tenemos que sentir, vivir, aprender.
Creo que hoy en día, si el método Astudillo tiene tan buenos resultados es porque en el fondo no es un método logopédico, es simplemente un método humano. Es una forma de ser, una manera de sentir a las personas. El método Astudillo no tiene más secreto que el ser uno mismo y creer que todo es posible. Esta es exactamente la razón por la que llevo 15 años luchando por la feminidad y por devolverle la voz a todas las mujeres de este mundo.
ARTÍCULO ESCRITO POR
MARIELA ASTUDILLO
Logopeda y vocóloga LGBTQIA+ especializada en voz identitaria y emocional (feminización de la voz)
Autora de la Logopedia / Vocología Emocional® LGBTQIA+ y del Método Astudillo